📝 Cómo afrontó la Real el partido ante el Villarreal

La Real Sociedad llegaba en buena dinámica al partido y el Villarreal lo hacía como tercer clasificado antes de empezar la jornada, tras encadenar cuatro victorias consecutivas en liga y mostrando una capacidad enorme para castigar a sus rivales con muy poco. Fue un partido serio de la Real ante un equipo con muchas virtudes, entre ellas un comportamiento sin balón muy trabajado que exigía claridad en el plan con balón desde el primer minuto.

Con balón, la Real salió muy propositiva en esta primera mitad, introduciendo variantes claras para atacar el 4-4-2 defensivo del Villarreal. Gorrotxategi se lateralizó y actuó como central derecho con balón, formando una línea de tres junto a Jon Martín y Aritz. Esta decisión generaba una superioridad inicial frente a los dos puntas rivales en primera línea y permitía que Aramburu o Sergio Gómez ganaran altura desde muy pronto. Con los laterales fijando en amplitud, Kubo y Guedes ocuparon zonas interiores, intentando aparecer en los cuadrados que se generan entre central, lateral, extremo y mediocentro. Estos cuadrados son pequeños espacios que, en ese 4-4-2, resultan especialmente peligrosos porque no solo permiten fijar por dentro a los jugadores rivales, sino que obligan tanto a la línea defensiva como a la de medios a plantearse quién debe hacerse cargo del jugador que aparece en ese espacio. Son zonas que generan confusión en las referencias y, si consigues recibir ahí, no solo puedes forzar pequeños desajustes en la estructura rival, sino también superar una línea y activar ventajas inmediatas. La Real buscó ocupar estos espacios y, aunque el Villarreal cerró bien muchos de esos accesos, en algunas acciones se logró conectar con Kubo por dentro o jugar fuera para volver a entrar. Para mí, en determinados tramos faltó un poco más de ritmo en la circulación para desordenarles, ya que con más velocidad en mover el balón o girar hacia el lado contrario podían aparecer esos pequeños huecos que este tipo de estructuras tienden a conceder cuando deben bascular repetidamente.

1-3-4-3 · Ocupación de cuadrados

El equipo estuvo bien con balón, paciente y con claridad para progresar, llegando incluso a generar alguna ocasión mediante rupturas como las de Guedes o acciones de Kubo entre líneas. Aun así, la profundidad no apareció con tanta continuidad. Con Sadiq como referencia en área, podía haber tenido incluso más peso alguna llegada adicional de los carriles para cargar el área, ya fuera a través de rupturas más insistentes o de ataques más directos al espacio exterior. La amplitud existió, los medios se ofrecieron bien para dar continuidad a la jugada, pero en momentos determinados faltó un punto más de ritmo para generar ventajas más limpias.

En fase ofensiva, la Real buscó más el costado derecho durante todo el partido. En esta primera mitad vimos varias secuencias de fuera-dentro entre Aramburu y Kubo, con Brais interviniendo también en esa zona para ofrecer apoyo interior y dar continuidad a las asociaciones. La sensación es que la Real orientó parte del plan hacia ese sector, posiblemente al detectar que podía ser una zona algo más vulnerable para el Villarreal. Pedraza, pese a su nivel, es un jugador que suele tener más dificultades en términos defensivos, y además era el único lateral puro dentro del 4-4-2 sin balón, ya que con pelota el Villarreal actúa con tres centrales y él gana mucha altura como carrilero. Puede que, por ese motivo, la Real buscara amenazar con más frecuencia por ese perfil, intentando generar superioridades por fuera y tratar de hacer daño desde ahí, algo que tenía sentido ante un bloque tan trabajado como el del Villarreal.

Secuencias fuera–dentro

Al final del primer tiempo, Gorrotxategi volvió al pivote con balón, devolviendo al equipo a una línea de cuatro en fase ofensiva. Ese ajuste dio más libertad a Brais y a Soler, que pudieron pisar zonas más avanzadas y sumar creatividad en el último tercio. Con esta estructura, la Real fue más vertical, más directa y con más presencia en zonas de remate. A partir de ahí, vimos a un Aramburu más pronunciado que Sergio Gómez, que se mantuvo más contenido en el sector izquierdo, probablemente para contener posibles transiciones teniendo a Buchanan en esa banda. La Real insistió con claridad en sobrecargar el costado derecho: Gorrotxategi, aun actuando como pivote, se lateralizaba hacia ese perfil para permitir que Aramburu ganara altura y así acumular allí a Kubo, Brais, Soler y el propio Aramburu. En varias acciones, el propio Brais también cayó a esa zona para ofrecer una salida más limpia en los primeros toques y dar continuidad a las combinaciones. Estas sobrecargas fueron recurrentes y, en varios tramos del segundo tiempo, lograron generar acciones de peligro y hacer sufrir a Pedraza cuando la Real consiguió acelerar por ese lado, hasta el punto de que incluso pudo terminar expulsado.

Sobrecargas en sector derecho

Sin balón, el equipo compitió con mucha solvencia. El Villarreal, con posesión, pasaba de su 4-4-2 defensivo a un 3-4-3, con Pedraza muy alto y Moleiro apareciendo por dentro. Para controlar esos movimientos, la Real formó una línea de cinco en muchos tramos, con Gorrotxategi incrustándose en esa línea para vigilar de cerca a Moleiro y evitar que recibiera con comodidad. En los inicios estáticos desde portería, el Villarreal sí podía hacerlo con cuatro atrás, y ahí la Real ajustó muy bien su presión: Sadiq y Kubo se encargaban de los centrales y Aramburu ganaba altura en una posición intermedia que le permitía, en cuanto Kubo saltaba, atacar con agresividad al lateral rival. Cuando el Villarreal ya tenía montada su línea de tres, Kubo se emparejaba con el central izquierdo, Guedes con el derecho y Sadiq con el central del centro. A partir de ahí, la Real orientaba bien y saltaba con mucha agresividad cada vez que uno de los centrales exteriores recibía o ante cualquier pase atrás. Fue, en mi opinión, una presión excelente durante muchísimos tramos del partido, con una coordinación muy alta entre líneas y una gestión brillante de esas alturas intermedias por parte de Aramburu, como se vio en la acción del gol. Esta agresividad colectiva también se refleja en el dato: la Real firmó un PPDA de 6, es decir, permitió únicamente seis pases del Villarreal por cada acción defensiva propia. Es un valor bajísimo, propio de equipos que presionan muy alto y muy bien, y resume a la perfección el trabajo del equipo sin balón. Gracias a ello, se produjeron numerosas recuperaciones en campo rival. El gol de Soler nace precisamente de una de estas acciones: Guedes orienta al portero, Kubo salta con decisión y Aramburu llega rápido para ir a por el lateral rival, forzando entre todos el error que acaba en el 1-0. El segundo gol también aparece tras una recuperación alta de Goti que termina en falta. Al final, los tantos encajados llegan por detalles puntuales: una ayuda que no llega, una pérdida castigada y una acción a balón parado aislada, más que por problemas estructurales en el bloque defensivo.

1 - 2 · Presión alta de la Real Sociedad - Gol de Carlos Soler

En el primer gol encajado, la ruptura de Pedraza llega por la zona de Kubo. Él ve la acción en todo momento y, para mí, podría haber sido él quien siguiera esa carrera, porque la jugada le entra por su sector y era defendible desde su posición. Dicho esto, una vez Kubo no acompaña la acción, también creo que Gorrotxategi podría haber salido un poco antes a esa cobertura, ya que la jugada dejaba cierto margen para ajustar ese movimiento.

0 - 1 · Villarreal

En líneas generales, la Real compitió de una manera muy seria ante un rival del nivel del Villarreal, que a día de hoy está solo a dos puntos del líder y atraviesa uno de los mejores momentos de su temporada. El equipo mostró argumentos con balón para instalarse arriba, aplicó ajustes que le dieron más verticalidad en la segunda mitad y, sin balón, mantuvo una presión coordinada y valiente que explica buena parte de las recuperaciones en campo rival. Más allá de esos detalles puntuales que terminan decidiendo el marcador, la sensación es que el camino es bueno y que el equipo sigue puliendo aspectos importantes. Cada vez se reconocen más patrones, y Sergio Francisco está demostrando que maneja diferentes registros según el contexto, alternando planes y variantes que están haciendo que la Real sea un equipo más completo, más competitivo y mejor preparado para este tipo de escenarios.